Cabañas Quilmo

Conocer y sentir un pueblo campesino, pequeño, y de personas amables y ojos brillantes; es tan relajante y vibrante como un baño de aguas termales, que por cierto, predominan en esta zona y son ideales para la época de invierno. Pero Liquiñe del mapudungún “ojos lagrimosos” es más que termas, es naturaleza milenaria. Y el mejor sitio para hospedarse está junto a Octavio Soto y su mujer Nilvia; y sus “Cabañas Quilmo”, unas completamente equipadas para salir a recorrer el apacible campo y los bosques históricos, y volver a descansar sin preocupaciones. Incluso para esas tardes de calor en pleno verano, donde el sol pega fuerte podrás disfrutar de un refrescante baño en la piscina que está entre las cabañas y comer como los dioses en el quincho con parrilla y horno de barro donde los asados preparados por el propio Octavio son reconocidos por la zona.

Este hombre fue un visionario, cuando el turismo rural parecía algo lejano en la zona de Liquiñe, el apostó y le fue bien. Pronto se instalaron las “Termas de Liquiñe” y otras tantas más, y hoy es un pueblo que sigue siendo tranquilo y campestre pero con más movimiento desde y por ser el lugar más cercano al paso fronterizo con el destino argentino Junín de los Andes.

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